Prosiguen los buenos deseos para el flamante 2017, a estreno todavía, aunque el tiempo parece devorarnos cada vez más deprisa. El cardenal Fernando Sebastián nos acaba de ofrecer su lista, en la que se combinan de una forma o de otra tres palabras: el bien, la felicidad, la religiosidad. «Quiero el bien para todos mis conciudadanos, que tengan trabajo, que todas las familias puedan vivir con cierta holgura, sin derroches, pero tranquilas. Quiero que las personas vivan felices en sus familias, sin tensiones, sin rupturas; quiero que desaparezca esa atroz violencia doméstica contra las mujeres, que es la perversión más radical del amor que tiene que haber entre hombre y mujer. Quiero que todos los niños y jóvenes tengan una buena educación, que aprendan a convivir, que lleguen a ser personas cabales, capaces de hacer el bien y de alegrar la vida de los demás. Y para que todo esto sea posible, quiero que los españoles redescubramos la importancia de la religiosidad, que recuperemos la fe en Jesucristo, al margen de toda ideología y política, que veamos y aceptemos en Jesús el modelo y el salvador de nuestra vida, el valor fundamental de nuestra humanidad y de nuestra convivencia». Son deseos vivos, palpitantes, que brotan del corazón del cardenal arzobispo emérito. Es cierto que llega después el choque entre lo que deseamos y lo que vivimos, pero poco importa si seguimos aprendiendo. He aquí una pequeña lista de «aprendizajes» que enriquecen nuestro caminar: «Hoy aprendí que las cosas pasan cuando tienen que pasar, ni tarde ni temprano; que dar todo no significa que recibirás todo; que una buena siembra no significa una buena cosecha; que los momentos son cortos y por eso hay que disfrutarlos; que las lágrimas no las merece quien hace las hace llorar; que el amor no se puede forzar y llega cuando menos lo esperas; que puede haber amigos que son familia y familiares que son sólo conocidos. En fin, aprendí que la vida sólo es cuestión de vivirla con amor, honor, valores y fe». Cada día es un reto, una pequeña aventura que tenemos que afrontar y desarrollar con éxito. En nuestras manos está conseguirlo.

* Sacerdote y periodista