Me preguntas qué es el amor. Yo no te puedo dar una definición del amor, porque el amor no es una idea sino una experiencia; la experiencia de un sentimiento. Por eso el amor es una opción, el acto más puro de la libertad humana. Solamente podrás amar si eres de verdad libre. El amor es la verdad de ti misma; es decir, buscar en ti qué tienes para dar, que al darlo te sientas feliz porque eres recibida. El amor empieza amándote a ti misma en el sentido de la vida, porque tú estás en la vida y tienes que vivir. Si de verdad procuras el bien en ti misma lo procurarás en todo lo que te rodea, pues cada ser humano está íntimamente relacionado con el universo. No pienses que esto es egoísmo. El egoísta es incapaz de amar, y por lo tanto no se ama. O sea, amarte es no darte a ti misma ni permitir que te den algo que te haga daño, desde una comida hasta una falta de cariño o de respeto. Si de verdad te amases, no permitirías ningún atentado contra tu dignidad. Es curioso observar cómo tratamos mejor a nuestros objetos que a nosotros mismos. Yo no le haría nada a mi coche que lo estropease. Y no digamos a una planta o un animal. Y sin embargo estamos soportando continuamente sobre nuestra persona sometimientos, tensiones, rechazos, silencios, soledad, anulación. Y nos aguantamos. Porque la soledad es insistir en vivir en una atmósfera de desamor. Anota a lo largo de un día cuántas veces aguantas algo que no quieres y callas algo que quisieras decir. El amor es dar y ser recibido. Por eso no aguantes ninguna situación donde no valoren lo que eres, lo que expresas y lo que das. No puedes permanecer en ninguna relación, amistad, trabajo donde no te permitan ser tú misma; es decir, ser libre para desarrollarte como persona. Porque el amor es activo, no pasivo. Activo para dar y también para evitar que te impidan vivir y tomar conciencia de ti misma en cada acto de tu vida. Solo si creas en ti y a tu alrededor un ambiente de amor, podrás tener paz. Por eso no impongas el amor, sino vívelo. Porque el amor es comprensión y compasión. Pero no comprender para aguantar, sino para conocer la verdadera naturaleza de algo y de alguien, y así es como puedes entregarte o defenderte. Y no compasión para tener lástima, sino para compartir el sufrimiento y la alegría.

* Escritor