En la fotografía se ve una nave enorme, llena hasta el techo de cajas, y, en primer plano, un ramillete de autoridades y cargos públicos sonrientes y brindando, parece, con los nuevos catavinos más grandes y panzudos que promueve la denominación de origen Montilla-Moriles. Las cuatro instituciones principales de Córdoba están representadas por sus primeros espadas, y con ellos varios cargos públicos de los distintos partidos políticos. Todos envuelven fraternalmente a Carlos Eslava, presidente del Banco de Alimentos Medina Azahara, puesto que la foto es de la inauguración de la nueva nave de almacenamiento de esta ONG, instalada en un local cedido por el Ayuntamiento (el antiguo matadero) y arreglada con medio millón de euros procedente de donaciones. Los embalajes que se ven podrían corresponder a los 400.000 kilos de alimentos aportados por la UE (sí, no solo se envían estos palés a Ruanda) y quizá a los que entregan los cordobeses en las operaciones kilo. Se destinarán a centros asistenciales y benéficos que atenderán a 300.000 personas en la provincia. ¡Menos mal que estamos saliendo de la crisis!

Es verdad que cuando se inaugura una instalación procede el brindis, y que la labor del Banco de Alimentos es encomiable, pero choca esta satisfacción cuando lo que hay detrás es la sostenida carencia de nuestras familias y nuestros niños. Ojalá los próximos brindis sean por la inauguración de nuevas empresas que den empleo a los que ahora dependen de la asistencia.