La disuasión ha funcionado y solo hay que ver los números”, comenta David Cruz, responsable de la autoescuela Séneca, una de las cuatro autorizadas en la provincia para impartir estos cursos. “La reducción de accidentes ha sido brutal y el carné por puntos se ha convertido en un punto de inflexión en la siniestralidad”, dice Cruz.

Para estos conductores hay dos tipos de cursos, según el número de puntos que hayan perdido: el de recuperación parcial (seis puntos), que es de carácter voluntario y “al que vienen cuando están muy apurados”, y el de recuperación total, que lógicamente es obligatorio si se quiere volver a conducir. Respecto a la primera modalidad, el curso es de 12 horas y no hay examen. Se trata de clases “presenciales y muy participativas y al principio llegan reacios, pero al final les encanta”.

Quienes han perdido todos los puntos reciben otro tipo de clases, con un psicólogo y con la intervención de alguien que haya sufrido un accidente grave y cuente su experiencia. El curso para estos alumnos es de 24 horas y sí hay examen. La DGT recuerda que el examen “no tiene relación alguna con las pruebas de conocimientos exigidas para la obtención de los permisos o licencias de conducción. Y por ello, tampoco se exige la realización de pruebas prácticas de conducción”.

Una tercera opción está destinada a los conductores que han perdido el carné por sentencia judicial. “Es una recuperación total, pero sin examen”, destaca Cruz.

El perfil del alumno es “en el 95% de los casos de un varón de entre 20 a 45 años de edad”, subraya Cruz, quien añade que “hay muchos conductores que pierden puntos con el ciclomotor y cuando van a examinarse de coche se encuentran con que no pueden presentarse”.

El precio de los cursos oscila de los 200 a los 400 euros, “que casi siempre pagan las compañías porque se incluyen en los seguros”.